Iósif Stalin

Iósif Stalin fue un político y uno de los más terribles y sanguinarios dictadores de la historia de la humanidad. Este personaje pasó de ser un bolchevique revolucionario en 1917 a convertirse en el dictador de la Unión Soviética a principio de los años 30 del siglo XX. Según el escritor Robert Conquest, bajo el mandato de Iósif Stalin perecieron 15 millones de personas, aunque se cree que fueron más.

Infancia, adolescencia y juventud de Iósif Stalin

¿Cuándo y dónde nació Iósif Stalin?

El 18 de diciembre de 1878 en la ciudad de Gori nació Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, quien fuese el futuro líder de la Unión Soviética por más de 20 años. Iósif nació en el seno de una familia humilde y sencilla. Su padre Vissarión, un zapatero; su madre Yekaterina, una sirvienta.

Vissarión estigmatizo la infancia del futuro líder soviético al dudar constantemente de la paternidad de Iósif. Y es que en aquel entonces corrían los rumores de que Yekaterina era una mujer promiscua. Además, Vissarión sufría de problemas de alcoholismo, por lo que era un hombre bastante inestable.

Asi transcurrio la infancia de Iósif, la cual sin duda vino marcada por el comportamiento errático de su padre y azotada por terribles enfermedades como la sindactilia, el sarampión, la escarlatina y la viruela. Por tal motivo, el apodo de Stalin (“hecho de acero” u “hombre de acero”) le quedaba perfecto a este personaje.

La adolescencia de Iósif continuo siendo bastante trágica: a los 12 años fue atropellado por un carruaje, pero, como era de esperar, sobrevivió. Poco tiempo después, Iósif estuvo trabajando con su padre en la fábrica de Adeljánov en Tiflis. Sin embargo, su madre consiguió que Iósif se matriculara en la escuela, donde se graduó a la edad de 15 años como un alumno digno y ejemplar.

Al terminar la escuela, Iósif decide ingresar al seminario ortodoxo de la ciudad de Tiflis. Es aquí donde las ideas de Marx y Engels tomarían el control de los pensamientos de Stalin gracias al profesor Noe Zhordania, quien fungió como el sembrador de las ideas revolucionarias de Marx y Engels en la mente del joven Iósif.

Iósif Stalin, de revolucionario a dictador máximo de la Unión Soviética

Desde su ingreso en el seminario, pasando por su unión a la organización socialdemócrata de Georgia, hasta unirse a las filas de Lenin; Stalin estuvo haciendo “revolución”. Hacer “revolución”, para los revolucionarios de Rusia de aquel entonces (bolcheviques), implicaba cualquier clase de acto vandálico y de boicoteo al poder gubernamental al que ellos se oponían (zaristas).

Asi fue como Stalin lideró varias revueltas en contra de zaristas, con crueldad y mano de hierro; acciones dignas del “hombre de acero”. Para algunos lideres bolcheviques, Stalin y su accionar impredecible y altamente hostil representaba un inminente peligro. Sin embargo, para Vladimir Lenin, el líder máximo de la Revolución rusa, no representaba un peligro (al menos en un principio).

El 21 de enero de 1924, Vladimir Lenin, quien fuese el principal responsable de la caída del imperio feudal zarista, falleció. Su muerte desencadenó fuertes enfrentamientos entre bolcheviques, donde Stalin y León Trotski figuraban como los máximos líderes. Trotski pereció ante el “hombre de acero” y fue exiliado de la URSS en 1929.

No se sabe la fecha exacta en la que Iósif Stalin ascendió al poder, pero, para inicios de 1930, Stalin ya figuraba como el máximo líder y dictador de la Unión Soviética. Fue en esa década donde su mandato de terror se hizo sentir con mayor fuerza a través de la denominada “Gran purga”.

El hombre de acero y su mandato de terror

En enero de 1923, Vladimir Lenin advertía en sus últimos escritos de la peligrosidad de Stalin y de su inminente hostilidad. Sin embargo, el astuto Stalin ya gozaba de mucho poder como Secretario General del Partido Comunista Panruso. Dicho cargo le permitió ocultar los escritos donde Lenin advertía sobre las actitudes erráticas de Stalin.

Desde la muerte de Lenin hasta el último de sus días, Stalin se encargó de eliminar minuciosamente al que siquiera se atreviese a diferir de su pensamiento revolucionario, al que llamaba socialismo de un solo país. León Trotski, Zinóviev, Kámenev, Bujarin y Rýkov, quienes en un principio eran camaradas, se convirtieron, con los años, en enemigos de la revolución.

Stalin realizó una purga selectiva dentro de su partido y, por supuesto, en la Unión Soviética completa. Los gulag eran los lugares donde los disidentes de la revolución eran mandados a realizar trabajos forzosos hasta morir; una versión soviética de los campos de concentración nazi. No existe un número exacto de las víctimas de la “gran purga”, aunque lo cierto es que se cuentan por millones.

Iósif Stalin, el alumno que supero al maestro

Stalin dedicó su vida a hacer de la URSS una superpotencia mundial. La antigua Rusia pasó de ser un país con una economía pequeña y una industria pobre y limitada a una superpotencia mundial, además de uno de los principales y más poderosos ejércitos del mundo.

Los planes quinquenales de Stalin promovían la industrialización y la estatización de la agricultura. La URSS creció como consecuencia de estos planes económicos, pero Stalin pensaba en grande en todo momento. Por tal motivo, en 1939 decidió aliarse con el mismísimo Führer: Adolf Hitler; el acuerdo implicaba la conquista de Polonia y su posterior repartición.

El Führer, Adolf Hitler, un ser terriblemente nacionalista y malvado, jamás mantendría un pacto con un líder de otro imperio que, precisamente, también compartiese sus ideas expansionistas. Asi fue como estas grandes naciones, que inicialmente compartían sus ideales revolucionarios, se enfrentaron en la Segunda Guerra Mundial.

El hombre de acero dirigió al Ejército Rojo en contra de los nazis, jugando un papel clave y decisivo para la derrota de Adolf Hitler y su partido nazi. En la Segunda Guerra Mundial fueron más de 20 millones de soviéticos los que perecieron, dentro de los que se incluye el mismísimo hijo mayor de Stalin (Yakov), el cual murió en 1943 a mano de los alemanes.

La Guerra Fría y el fallecimiento de Stalin

Luego del fin de la Segunda Guerra Mundial, se inició una guerra poco convencional que se conoció como la Guerra Fría. La URSS comandada por un Stalin en edad avanzada deseaba expandir el comunismo a los confines de la tierra mediante los «países satélites». Por su parte, Estados Unidos quería implementar a través del Plan Marshall su ideología predilecta: el capitalismo.

El líder máximo de la URSS solo pudo contemplar el inicio de la Guerra Fría. En 1950, la salud de Iósif comenzó a degradarse considerablemente. A los 70 años, Stalin había enfrentado dos guerras mundiales y terribles enfermedades como el sarampión, la escarlatina y la viruela. Además, fue arrollado por un carruaje y toleró los maltratos de su borracho padre por muchos años.

En sus últimos años de vida, el líder soviético desconfiaba de todo el mundo; las purgas volvieron a aparecer y el terror reinó una vez más. Según Nikita Jrushchov, Iósif Stalin murió a manos del jefe de servicio de inteligencia soviético, Lavrenti Beria. Sin embargo, las fuentes oficiales dicen que Stalin murió de un paro cardiaco el 5 de marzo de 1953.

Desaparecía quien fuese el líder más temible de la Unión Soviética y uno de los dictadores más aterradores del siglo XX (únicamente superado por el dictador Mao Zedong). Stalin rápidamente fue sustituido por Nikita Jrushchov. Aunque su muerte fue llorada por muchos, también fue la alegría y la tranquilidad de otros.

Referencias:

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